Este análisis, nos presenta el cálculo del EBIT y del EBITDA, considerando la definición del EBITDA como el Margen Bruto de Explotación, antes de la deducción de los intereses, amortizaciones e impuestos. Esto indica que, por ejemplo, no tiene en cuenta las amortizaciones que dependen del valor contable de las inversiones realizadas y de los criterios de amortización aplicados por la empresa. Por otro lado, los impuestos dependen en definitiva de los intereses y de las amortizaciones, lo que permite a la empresa poder reducir considerablemente los mismos, con lo cual el impuesto a pagar varía según criterios ajenos al negocio.
El Ebitda, trata de corregir estas posibles distorsiones, permitiendo realizar un estudio más homogéneo al evitar estas situaciones. Su resultado se tiene que comparar con otras partidas muy importantes, ya que un Ebitda alto, por ejemplo, puede aumentar considerablemente la rentabilidad, pero puede llevar aparejada una deuda excesiva, lo que puede reducir la rentabilidad efectiva del accionista, así como elevar el riesgo de la inversión.
En el desglose de su análisis, partimos de la misma base que la del Flujo de Caja Económico ya explicado, por lo tanto, en primer lugar, vemos que el EBIT se corresponde exactamente con el Beneficio antes de intereses e impuestos (BAII).
EBIT es el acrónimo inglés Earnings Before Interest and Taxes (Beneficio Antes de Intereses e Impuestos). Constituye un indicador esencial dentro de los estados contables y financieros de una determinada compañía, y sirve para comparar los resultados empresariales entre compañías.
Se trata de un indicador del resultado de explotación de una empresa sin tener en cuenta los ingresos y costes financieros, es decir los tipos de interés, ni la carga fiscal aplicada sobre la compañía, que en líneas generales depende del tipo impositivo del impuesto de sociedades.
El EBIT adquiere una importancia relevante, sobre todo a la hora de comparar el beneficio de empresas diferentes. Aunque el beneficio final de dos empresas sea el mismo, tendrá más mérito el director financiero de una empresa cuya actividad se lleve a cabo en España que una empresa que tenga su sede social en Belice, puesto que la carga fiscal es mucho menor en este segundo país. Del mismo modo, el EBIT será diferente en función de la cantidad de recursos propios y ajenos utilizados para su financiación.
De este modo, el EBIT se convierte en un buen indicador para medir la capacidad de obtención beneficios de una empresa eliminando el efecto negativo tanto de los intereses de la deuda como de los impuestos, y permite realizar comparaciones entre empresas, independientemente del país en el que desarrollen su actividad principal ni el modo en el que se hayan financiado.
El EBITDA es uno de los indicadores financieros más conocidos, e imprescindible en cualquier análisis fundamental de una empresa. Sus siglas representan, en inglés, las ganancias antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización (Earnings Before Interest, Taxes, Depreciation and Amortization), o lo que es lo mismo, representa el beneficio bruto de explotación calculado antes de la deducibilidad de los gastos financieros.
El EBITDA, aunque no forma parte del estado de resultados de una compañía, está muy relacionado con él. Constituye un indicador aproximado de la capacidad de una empresa para generar beneficios considerando únicamente su actividad productiva, eliminando de esta manera, la subjetividad de las dotaciones, el efecto del endeudamiento o la variabilidad o arbitrio del legislador de turno en materia impositiva.
El EBITDA se calcula a partir del resultado final de explotación de la empresa, sin incorporar los gastos por intereses e impuestos, ni las disminuciones de valor por amortizaciones o depreciaciones, con el objetivo último de mostrar el resultado puro de explotación de la empresa. Por este motivo, los elementos financieros (intereses de la deuda), tributarios (impuestos), cambios de valor del inmovilizado (depreciaciones) y de recuperación de la inversión (amortizaciones) deben quedar fuera de este indicador.
La importancia del EBITDA radica en la sencillez de su cálculo, aunque conviene hacer varias aclaraciones que pueden llevar a una mala interpretación del mismo:
El objetivo del EBITDA no es el de medir la liquidez generada por la empresa, ya que, aunque este indicador deduce de su cálculo las provisiones y amortizaciones, no incluye otras salidas de tesorería como los pagos financieros tanto por intereses como por la devolución del principal de los préstamos o las ventas y compras que aún no se han hecho efectivas.
Al eliminar las amortizaciones productivas no tiene en cuenta las inversiones productivas realizadas ni en el pasado ni en el período actual.
Al no considerar el endeudamiento de la empresa, es posible un elevado EBITDA sea consecuencia de un elevado grado de apalancamiento, por lo que la capacidad real de obtener beneficio puede verse reducida de forma considerable.
Por tanto, un EBITDA elevado no es necesariamente sinónimo de una buena gestión empresarial, sino de un elevado endeudamiento o de otros factores que condicionan este cálculo. Cabe considerar otros aspectos de forma conjunta en el análisis de una empresa. Por esta razón, es habitual utilizarlo en relación o cociente a otros parámetros como la inversión realizada, las ventas efectuadas o el endeudamiento contraído en un período de tiempo determinado.
Pasamos a ver el informe final que emite la aplicación y que nos mostrará el análisis del EBIT y del EBITDA.
Dicho informe cómo los anteriores, puede ser exportado a múltiples formatos y los podemos editar de diferentes maneras, como con valores, desviaciones, porcentajes sobre totales, además de elegir qué tipo de gráfico queremos adjuntar si es necesario.
Vídeo de Youtube:
Buenos días, el Impuesto de Actividades Economicas (IAE) dentro de una cuenta de explotación iría antes o después del EBITDA, es decir, ¿puede deducirse como un coste?
Gracias.